
Playing my Yamaha Bobby Shew (6310Z) and my Fides 8000ML SBBG
Sentado en un avión de camino a casa, se me ocurrió meditar un poco sobre qué han significado y significan las Escuelas Libre de Música para mí.
Recuerdo cuando era niño y comenzaba en la Banda Municipal de Rio Grande. No mucho tiempo después, surgió la oportunidad de ingresar a la Escuela Libre de Música del vecino pueblo de Carolina. Era el año 1978 y fué una de las decisiones más importantes en mi vida musical. En la Libre de Carolina conocí y estudié con maestros como Jimmy Urbina, Emilio Reales (quien fué mi primer maestro de trompeta), Oscar Pastrana, John Paul González, Julio (Yuyo) Martinez y otros, quienes si no hubieran existido en mi vida, me hubiera quedado tocando como un trompetista que solamente sería capaz de tocar en una banda de marchas. Nada malo con eso, pero me hubiera perdido de tantas bendiciones, experiencias de trabajo y puertas abiertas que no se hubieran manifestado de yo haber seguido tocando en un solo estilo y forma.
En la variedad está el gusto y en la Libre de Carolina me mostraron que existía excelencia y que se podía tocar varios estilos. Hasta pude entender que el vivir de la música era algo factible, contrario a lo que muchos decían en aquel momento.
Luego, en la Libre de Música de Hato Rey estuve expuesto al estilo Clásico, Banda de Concierto, «Dance Band», coros y a maestros como Miguel Peña (quien me enseñó aún más «secretos» de la trompeta), Leslie López, Antonio Salcedo, Angel Matos y Víctor Vázquez, quienes inspiraron aún más curiosidad, chispa y hambre de desarrollarme como instrumentista y como profesional.
¿Qué hubiera sido de mí si no hubieran existido las Libre de Música? No se y no quisiera comenzar a imaginármelo. Los músicos (artistas) somos raros, especiales y muchas veces únicos. La sociedad a veces no nos entiende y a veces tampoco nos valora. Otras veces, nos adoran como a Dios mismo, porque existen esas ocasiones en las que nos escuchan o ven tocar y suspiran, gimen en silencio, lloran de emoción o simplemente, ven en nosotros a sus propios hijos de aquí a unos años. “Quisiera que mi hijo hiciera eso de ese modo”, quizás piensan. Otros, profesionales exitosos, posiblemente nos envidian porque ellos o no tienen el talento para lograr lo que un artista ha logrado en cuanto a expresión, o simplemente ese profesional toca algún instrumento, tiene algo de talento, pero le ha dado prioridad a su carrera o tristemente, nunca tuvo las agallas para enfrentarse a algo tan “incierto” como es una carrera en la música.
Sea como sea, las Escuelas Libre de Música han sido inmensamente importantes en mi vida.
Pero, ¿cuán importantes han sido en la vida de Puerto Rico como pueblo? Podría especular que cada vez que un político quiere congraciarse con los que quiere que voten por él, les lleva música. Los «jingles» de campaña política se hacen con música. Hay quienes hasta escogen un tema que esté pegado en el momento para que el pueblo se identifique más fácilmente con ellos y a la hora de votar, voten moviendo el fondillo al ritmito de la canción o «jingle» en vez de escoger a alguien que valga la pena tener allá arriba.
Todos esos «jingles», toda esa música de fondo, todas esas fanfarrias que usan para entrar al escenario a dar algún discurso, todos esos bailes se logran porque hay alguien que ha estudiado Música de algún modo. Probablemente, un porcentaje bastante alto de esos quienes están tocando en los jingles o con un grupo en vivo en actividades políticas, ha estudiado en alguna de las Escuelas Libre de Música.
Claro, la música que se toca en Puerto Rico no es solo política o para políticos y es asqueante que mientras algun político utilice músicos para que le ayuden a ganar el favor del público, por otro lado, ese mismo político esté confabulando para eliminar maestros de Música o de Arte en las escuelas o peor aún, eliminar alguna Escuela Libre de Musica. No voy a decir que la Música le da cultura al pueblo, bla bla bla, porque lo que recientemente pasa como música en Puerto Rico muchas veces cae en las categorias de mediocridad y porquería. Pero sí digo que nos jactamos de que “Puerto Rico lo hace mejor” en muchas cosas, incluyendo la Música. Alardeamos que nuestra “pequeña” isla ha dado muchísimos artistas de renombre mundial. Lloramos de emoción cuando presenciamos algún gran concierto, pero nunca se nos ocurre pensar si alguno de esos artistas se formó en una Libre de Musica. Cuando digo artista, me refiero a TODOS los músicos que están en tarima en ese momento, no solo a la cara principal o cantante. El cantante solo no sonaría igual de impresionante. Todos son importantes.
Las Libre de Música se hacen cargo de que en esa tarima, ya sea política o con el fin de realmente darle Arte al público, haya artistas de gran nivel haciendo lo suyo para quienes están escuchando o viendo. Se encargan de que las grabaciones hechas en Puerto Rico suenen al nivel que por años hemos estado produciendo en la isla y se encargan hasta de darle a los niños un propósito noble en sus vidas.
Es fácil notar que hay políticos que piensan que una forma de tener al pueblo dominado es manteniéndolo bruto y entretenido. Eso se logra teniendo malas escuelas, maestros mediocres o no suficientes maestros y a la vez dándole mucha fiesta al pueblo para que ni siquiera piense en cosas profundas y sea más fácil montársele encima.
OK.
Pero viéndolo «maliciosamente» desde el punto de vista de un político que quiere lograr o mantener su poder sobre las masas, ¿se han detenido a pensar que una de las formas de «mantener al pueblo entretenido sin que piense» es con cosas productivas y creativas como el lograr que se desarrollen en la Música o Arte? No solo con deportes se logra. (No estoy diciendo que la Música y los deportes embrutecen, lée de nuevo este párrafo. Quiero ser BIEN claro que este párrafo es cínico…).
Si le quitan el desarrollo musical y artístico al pueblo, puede ser que este se dirija a dedicarse a la politica y del pueblo que ustedes quieren mantener quieto, callado y bruto, saldrá mucha competencia para ustedes en el futuro.
Señores Políticos, hay muchos motivos para hacer las cosas, pero aunque sea por uno de los motivos más básico y terrenal como el mantener su puesto político y aferrarse al poder, añadan escuelas de Musica y Arte en general y fortalezcan las que existen, para que el pueblo haga algo productivo, no vaya a ser que empiece a parir politicos de calidad…
Ahhh. The eternal question… What mouthpiece do you use? For many years my answer to that question should have been: “Whatever someone recommended this week”. I was an expert in switching mouthpieces very often. Sometimes every week, sometimes twice a month. If I missed a note, got tired or just sucked in a gig or rehearsal, I always felt it was the mouthpiece’s fault, not mine! I thought that if I couldn’t play well that day, was because the mouthpiece was too small, too big, too shallow or deep, or maybe too shiny. My fixation with finding the holy grail in the mouthpiece department, didn’t let me own up to the fact that it was always my fault. Yes, my fault, for switching so much that I was not letting my chops find the way to play better with whatever mouthpiece felt good and right. I was looking for perfection in the feeling of my chops and trying to find a mouthpiece that would allow me to play a double C and also sound well in a brass Quintet. There is no such a thing.
What we can find is the right tool for the job at hand. It is not a sin to use one mouthpiece for Lead and another for Jazz and yet a third one for Legit. It is not a sin! Use your logic and don’t be stupid. Use the mouthpiece that feels and sounds good on that playing environment. Don’t kill yourself trying to play Lead in a 1C and don’t sound like an ass in a brass Quintet trying to play a 10E. Keep it simple, practice with all the chosen mouthpieces and don’t suck. Please, make music.
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